lunes, marzo 27, 2006

dp


Queen Adreena es la versión hard de Blonde Redhead…es al menos mi impresión auditiva.

La entrada decía 20 hrs.; dos grupos: De Saloon y Deep Purple. De Saloon habrá estado sobre el escenario no más de 15 minutos (4 canciones aproximadamente) y tuvieron que abandonar. Nunca debieron estar ahí, no al menos para ese público.

Llegamos a las 18 y algo al estadio. Ya había una interesante cantidad de personas en “primera fila” y nosotros con la duda de quedarnos ahí o buscar algo más tranquilo. Dos optamos por lo último.

20 hrs. y el desastre De Saloon

20 hrs. con 20 y algo, comienza el a la larga insoportable relleno musical. Metallica produce dolor de cabeza y la última canción en sonar es de Annie Lennox. Simpático.

21 hrs. y Deep Purple al escenario. Debo reconocer que de la primera hora conocía quizás un solo tema, temas bien cargados a la guitarra. A veces los guitarristas aburren con tanto virtuosismo, por eso creo que la onda minimal está pegando bueno.

De ahí se vinieron los solos. Notable el señor Don Airey en los teclados, con toda esa onda Quintron que me gusta. John Lord (como Blackmore) siempre será el favorito y el ondero del grupo (de eso se tratan los clásicos), pero no por eso vamos a negar la calidad del concierto y por cierto del grupo que estuvo arriba del escenario.

Ian Gillan ya no es la voz del Made in Japan (uffff! Muchísimos recuerdos), pero le pone simpatía al asunto y aun le funcionan algunas cosas.

23 y algo termina el asunto y a tratar de salir ilesos. Mucha gente y todos pegados con Black Night. Con Flor no parabamos de reírnos.

Micro hasta 18 y de ahí a Vitacura. En el paradero un señor un tanto etílico insultaba a diestra y siniestra. Cuando hablaba en coa daba miedo, pero nunca hay que perder el control de la situación y mostrar miedo puede ser peor, así que hasta se conversó con el señor. Al final me dio pena porque no lo querían llevar. En fin.

24 y minutos, llego al cumpleaños de Alexandra…o lo que quedaba. Fue ameno, excepto cuando desperté y descubrí mi ojo inyectado en sangre. Bueno, todo tiene su precio.

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