lunes, agosto 28, 2006

territorios

Los hombres no compiten. Los hombres practican el amiguismo, algo mucho más ‘sincero’ a lo que practican las mujeres.

Las mujeres practican el amiguis, que es algo así como ‘te sonrío pero [si quiero] te apuñalo por la espalda’.

Sin embargo, una diferencia: los hombres practican la muerte real y las mujeres la simbólica.

Los hombres si se enojan, es solo por cosas concretas, muchas veces simples objetos; las mujeres por cosas que los hombres jamás lograrán entender…entender bajo la lógica femenina.

La farandulización de este país es parte de la seducción femenina. Atrás quedó la política y todos esos ‘temas importantes’. Los que están idiotizados son los hombres, no la sociedad chilena.

Por lo tanto, se acabó la era del poder.

Muchos estudios demuestran que las redes sociales que mejor se sostienen son las de las mujeres.

Algunas organizan actividades deportivas, en especial el fútbol.

El pelambre en Shile es una institución. Siempre lo ha sido. Te recuerdan más por un sobrenombre que por tu identidad formal. ¿Cuál es la relación? El sobrenombre es el apodo público, que es la segunda versión de lo que tus padres querían que fueses, constantemente subvertida por el pelambre, que consiste en criticar tu identidad pública y caricaturizarla. Así, podemos ver que dentro del territorio pelambre se mueve el sobrenombre.

Digamos que cada vez me intereso más por el budismo, lo mismo que por el vegetarianismo, que no es lo mismo que marianismo, algo de lo que quiero escapar…me gustaría tener el coraje de decir renuncio, pero ya tengo un hermoso error a mi haber. Pero siempre hay alternativas…siempre, como siempre un paso adelante, señor B-52’s.

Ciertamente que estamos feminizados. Tal vez siempre ha sido así.

Se marca como el retiro al ámbito de lo privado para las mujeres el periodo denominado “revolución industrial”. Habría que hacer la historia de la muerte gracias a las máquinas…y la de las muertes por accidente doméstico.

Otra estadística: comparemos muertes de hombres en combate (guerras) con feminicidio.

La muerte por daños colaterales afecta a hombres y mujeres.

Otro amigo me decía: “el trabajo es la venganza de la mujer”. Por supuesto que me lo decía en un happy hour.

Esto no pretende ser algo así como ‘aforissssmosssssss’ (sí, con la ese arrastra’). Pasa que me da paja escribir en largo. Además lo encuentro inútil: a buen entendedor, pocas palabras.

Así como trato de entender la influencia de Bergson y Spinoza en Deleuze, leo todo horóscopo que se me cruce…y creo en ellos.

Deuda pendiente: me gustan los vinos Veramonte, Montes y ahora Casas Patronales (¡puta el nombre!), Cabernet Sauvignon. No es que con lo años uno se ponga más fino, sino que te cuidas más…ya no puedes tomar vino en caja porque te puedes morir. Y ojo que mis gustos están al alcance de un clase media (además, el gusto no depende directamente del dinero).

La mejor conversación de Michel Foucault: una tarde entera en silencio con su invitado.

A las mujeres se les ama en la distancia. En la práctica las queremos.

Las mujeres están aprendiendo a trabajar. No es que no puedan o estén incapacitadas, pero es algo así como un hombre cuidando hijos. Cierto, es una vieja suerte de comedia, pero no por eso menos cierta. Podríamos hablar de la discriminación de las suegras con los hombres-mamá, por ejemplo.

Entonces, público y privado son dos territorios, hoy en disputa o tratando de conformarse como uno solo. Como en todo enfrentamiento, hay resistencias de ambos lados.

Cierto, un planeta por ser enano, no deja de ser planeta. Es como si una persona “enana” dejara de ser persona. Los lingüistas debiesen entrar al debate.

Desafío al señor cuántico a un encuentro con jazz de fondo y una botella de vino. Espero que el vino no lo transforme en una paradoja.

Los que más se quejan de nuestra impuntualidad son los europeos. Para nosotros es una institución y una de las tantas formas de nuestra especial forma de ‘fluir’ (extrañamente recordé sobre alguien que decía que los chilenos somos como camaleones; que por eso los podías colocar en cualquier parte del mundo y pasan desapercibidos).

Sobre lo anterior tenía una teoría producto de la inmediatez y en parte por alcohol de mediana calidad. ¿Por qué muchas veces nos despedimos con un ‘cuidate’? Dudo que sea en el sentido socrático del cuidate-a-ti-mismo y no el sentido de ‘cuídate de otro’…como sucedía cuando nos gobernaban los gorilas. La impuntualidad o las razones de esta podrían tener ese fundamento histórico. Claro, se cae si analizamos periodos anteriores, pero ¿no era Salazar el que hablaba de las dictaduras como una constante en la historia de este país? Jocelin-Holt reforzaba con el tema de la institucionalidad chilena.

Sobre el potencial crítico del arte: Pastor Mellado lo demostró en el último seminario que se organizó. Fue increíble como unió el potencial crítico del arte con el tema de lo público y lo privado…¡y como convenció a un grupo de mujeres feministas! Y si Vattimo habla del cristianismo como algo a rescatar, lo hace en el sentido de relaciones primarias…por algo critica a la institución ‘Vaticano’.

Tengo una comida pendiente y un comentario: la amistad entre hombre y mujer es como una relación de pareja. Siga las reglas al respecto.

Se supone que se escribe para otros. Si no te sientes aludido es porque hablamos hace poco y porque todo quedó claro…esto, en un sentido muy concreto de la afirmación inicial.

Notas:

1. Sobre el uso de una S en vez de la formal C: no es más que otra práctica dentro del territorio pelambre, como lo es el chaqueterismo, por ejemplo. ¿Cuántas veces se pronunciará la frase ‘te amo’ en este país?

2. Una vez le explicaba a una amiga que una frase podía contener desde teorías evolutivas a un sencillo ‘me gustas’, sin tener que nombrarlo o decirlo. Trataba de explicarle lo que era un análisis de discurso.

3. El eufemismo sería una suerte de metáfora…¿dentro del territorio pelambre?

martes, agosto 22, 2006

la lógica revolucionaria


[…] el peligro que asediaba al Estado moderno clásico era el de la revolución. Los enemigos eran los revolucionarios o los reformistas excesivamente radicales, las fuerzas subversivas que intentaban sustituir el orden estatal existente por otro orden estatal, por un contraorden que invirtiera por completo todos y cada uno de los principios a partir de los cuales el orden de aquel momento vivía o pretendía vivir. Tal y como ha demostrado Michel Foucault, el Estado moderno clásico, decididamente al mando de los esfuerzos cotidianos de construcción del orden, colectivizó y «demografizó» sus funciones; la construcción del orden era, fundamentalmente, un trabajo de generalización, clasificación, definición y diferenciación de categorías. Desde esta perspectiva, el contraorden no podía sino aparecer como otra clasificación opuesta y como inversión de la jerarquía categorial. Y aquellos empeñados en llevar a cabo la inversión no podían sino considerarse aspirantes a clasificadores y legisladores de categorías alternativos. El «demonio interno», exorcizado y reencarnado de este modo en el cuerpo de la conspiración revolucionaria, era la tendencia autodestructiva del propio esfuerzo legislador del Estado: era el descontento, la disidencia y la herejía que ese esfuerzo no podía sino engendrar en un volumen en constante aumento entre quienes se habían visto arrojados a la castigada retaguardia de las clasificaciones del momento.

Zygmunt Bauman ~ La posmodernidad y sus descontentos.

martes, agosto 15, 2006

esas cosas


X: entonces, ¿qué piensas de los que leen libros?
Y: que es gente muy solitaria.

Es como pasar gran parte del tiempo en el pasado

“Es alguien que simplemente no puede estar en el presente” Jarmush sobre Don, de Flores Rotas.

La inteligencia es un gran problema.

X: ¿y si todo esto no fuese más que un extraño experimento?
Y: claro, onda recién viste Matrix.

Si saluda, espere a que le responda. De lo contrario espere una próxima oportunidad.

A veces escribes un email…y la gente responde. Quiero saber el secreto.

Dormir a veces es más agotador que no hacerlo.

X: sabía que esto sucedería.
Y: decepcionante saber que esto fue una simple rutina.

Si usted piensa que me odia, está bien, mi ego se lo agradece.

Si usted cree que me odia, doblemente agradecido.

Ser un idiota no es fácil.

X: yo pago.
Y: bueno.

Lo que hace Jarmush –al menos con Flores Rotas- es que terminas comentando la película y no dejas de pensar en ella por un buen tiempo.

No crea todo lo que le digan; la ignorancia es nuestra aliada.

Lo último (y quizás el inicio de algo): yo no te odio.

viernes, agosto 11, 2006

casualidades

Jueves en la mañana salgo temprano en busca de un libro que luego de algunas cuadras y dos horas de quedarse pegado viendo libros (algo así como el vitrineo de las mujeres) descubro que no existe. O sea existió, pero claro, olvidé que la editorial quebró y que por lo tanto “ese” libro ya no existe. Bueno, quizás si existe, pero pasó a las categorías ‘en bodega’ o ‘usado’. La cosa es que lo que se suponía era un favor, termina en esa extraña compulsión o enfermedad que me da cada vez que entro a una librería: tener que salir con un libro.

¿Tengo explicar aquello de los libros? No, hay cosas peores. Además lo considero un problema ‘aceptable’.

Mientras caminaba entre librerías, pensaba en que quizás me podía encontrar con cierta persona; de lo bueno que sería encontrar tal libro; de lo increíble de haber recibido la llamada cancelando la reunión de las 9am; en que hacer con aquello; en la señora que me recordó alguna rutina de Coco Legrand; en las promotoras que saludan en cadena; en olor a café, maní tostado y en un momento a caucho quemado…claro que también está el pensamiento b, como el del señor que a dos pasos de la acera (o vereda), sobre el pavimento, casi es alcanzado por la micro…esa es la situación, el resto es parte del lado b.

Me encontré con cierta persona; encontré un libro parecido (y descubrí lo in que esta el anti-edipo) y el resto fue un lindo paseo por librerías, calles y olores. Cierto, suena a ‘señor sensible’ (había un cantante apodado Captain Sensible), pero son momentos y la verdad es que este blog tiende a lo políticamente correcto. Esta bien que tengas una opinión buena del mundo, de las cosas y etcétera, pero todos tenemos un pequeño psicópata en nuestro interior, que es el que a la larga te permite entender ciertas cosas y no terminar…mmmmm…deprimido. Los psicópatas no se suicidan.

A veces me dan ganas de escribir al revés.