lunes, julio 10, 2006

es tres


Hace una semana exacta que estuve como tantas veces en el supermercado de mi barrio, pero a diferencia de tantas veces, en uno de mis acercamientos al sector galletas se me ocurrió pasar por el pasillo de los alcoholes. Por supuesto que mi mirada privilegio el sector cerveza antes que el de vinos por una cuestión sencilla: tengo la secreta esperanza de que mi supermercado de barrio recapacite y traiga alguna cerveza belga. Claro, nunca sucederá, pero como se dice, la esperanza es lo último que se pierde.

Sin embargo sí me percate de una pequeña cantidad de Negras Modelo, cerveza que no deja de ser interesante y difícil de encontrar. Además, para el invierno es de lo más adecuado para beber. El punto es que luego de tomar mis tres paquetes de galletas favoritos, por una extraña fuerza volví a donde las cervezas y luego de tres segundos de duda, tomé tres botellas de la mencionada cerveza.

El día de mi cumpleaños me obsequiaron dos botellas de vino. El día que estuvo de cumpleaños una amiga, de regreso del trabajo en terreno, me encontré cerca de uno de los tantos mall que hay en Santiago por lo que aproveché de hacer las compras de rigor: alcohol, algo para comer y el regalo para la festejada. Llego a mi departamento, cansado y con ganas de nada. Un promedio entre tres y cuatro horas de sueño despachan a cualquiera al lugar del “me rindo, no voy”. Resultado: tres botellas de vino en mi despensa.

El viernes pasado iba al concierto de Los Tres. Íbamos tres amigos. Dos venían desde el norte por lo que en el mismo paseo al mall aproveché de comprar las tres entradas. Un accidente postergo el viaje de ellos y terminé con dos entradas en el bolsillo. Luego, otro amigo me cuenta que también va…él con su señora. Entonces, trato de vender las entradas y nadie me da bola. Pasan los días hasta que decido regalar una. La otra quizás venderla en el mismo concierto, pero cuando llego y me doy cuenta que hay revendedores cada cinco centímetros, desisto. Termino con mi invitada y la otra entrada en el bolsillo.

A la salida del concierto caminamos cuatro, pero mi invitada se va a su casa y terminamos tres en el asiento trasero de un taxi muy particular.

Recuerdo cuando una amiga me dice que está embarazada y que es posible que yo sea el padre.

Trabajo en tres cosas simultáneamente.

Mi oficina queda en el tercer piso.

El seis se repite tres veces en la fecha de mi nacimiento.

Me gusta el sushi.

Perdió Francia. Italia tri-campeón.

El Asahi es exageradamente caro.

Tengo tres espinillas en la frente.

Pd: las botellas de vino siguen ahí, lo mismo que las cervezas.

6 comentarios:

damiatron dijo...

está bien connotativa la foto... ¿fue angel el que no invito a pancho?

damiatron dijo...

está bien connotativa la foto... ¿fue angel el que no invito a pancho?

damiatron dijo...

está bien connotativa la foto... ¿fue angel el que no invito a pancho?

Alejandro Yáñez dijo...

los tres no invitaron a pancho

Anónimo dijo...

ufff... este ... uffff... ehhh...mmmm... mejor despues...jojojo

Anónimo dijo...

pará de sufrir arfled...jajajaja

hablando de tres ...este mundo material se rige por tres modalidades: la ignorancia, la pasión y la bondad. Así, el hombre se desenvuelve dentro de ellas, las cuales se ven reflejadas en nuestro accionar.
Entonces, lo divertido es tratar de ver en cual de ellas estas vibrando en este momento...

haribol!!!
goura sundar das