domingo, julio 02, 2006

el papá


Ayer estuvo de cumple mi papá (o el papá, en la onda no-propiedad-privada). Mi saludo fue un contundente sms compuesto de cuatro palabras. Su sms de vuelta fue tan contundente como el mio. El punto es que nos ahorramos la llamada (no el dinero) y ese diálogo que no es tal sino una suerte de lugares comunes y palabras de relleno que a la larga no dicen nada. Pero cierto, está el "gesto" de la llamada aunque creo que el mismo gesto puede comunicarse vía sms y, repito, ser tan o más contundente que el sonido de las voces.

Mil veces preferiría estar sentado con él tomando té, café o la siempre sincera cerveza. De esta última, pese a nuestras diferencias (que son más que pocas) pese a sus reclamos, logré que cambiara de su acostumbrada cristal a la kunstmann. Estoy esperando que salga la kross al mercado (se supone que pronto...aunque, si mal no recuerdo, pese a la inminente apertura de la nueva fábrica, seguirían en la onda cerveza-de-bar) e iniciar una nueva batalla del gusto, por el gusto de llevarle la contra a mi viejo. El punto es que siempre se sale con la suya y pese a los pequeños triunfos vuelves a transformarte en hijo. Bien por el viejo y sus clases magistrales de cómo ser un padre y no morir en el intento.

Otra cosa: no veo la razón de hacer razonable cosas que están en el "orden" de los sentimientos...o de la sensibilidad. ¿Por qué debería darle coherencia a una historia (¿histeria?) familiar o a la más sencilla de las relaciones amorosas? ¿Por qué la necesidad de atacar con el orden algo que se da en el más absoluto caos y desorden? ¿Por qué la sensibilidad debe tener grados, cantidades y espacios claramente localizables? Eso es lo triste de la paranoia; eso es lo triste de eso que llaman razón.

Ciertamente quiero a mi padre...ni mucho, ni poco, ni demasiado, simplemente lo quiero.

PD: el alcoholismo...¿qué es eso?

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