martes, febrero 06, 2007

99,9%

El que enfermedades alérgicas experimenten un importante aumento en los últimos años tendría explicación en la denominada “hipótesis de la higiene”. Básicamente se trata de que ciertas enfermedades deban su aumento a la obsesión por la asepsia. Más que obsesión, compulsión de padres en exceso sobreprotectores o víctimas del consumo de objetos de “purificación”. Es un poco como la guerra contra la delincuencia o la guerra contra infinidad de cosas cuyo rol u objetivo principal en esta vida es el de hacer daño. Inseguridad paranoica.

Tampoco es la idea pensar que todo esto se deba a los nuevos estilos en criar niños y lo mismo sería insensato pensar que las políticas de estado en torno a la higiene sean las culpables, porque la culpa es conocer o creer en el origen y en este tipo de asuntos lo que menos queda claro es el origen u orígenes. Es lo que ocurre y cierto, de alguna forma concuerdo que nunca ha sido lo mejor eso de cero gérmenes y bacterias. Por alguna razón convivimos en este extraño planeta.

A veces se comprende el miedo y sus versiones. En este país se vivió de otro modo y no sería descabellado pensar que algo de aquello se manifiesta en este tipo de prácticas. Un sin fin de cosas se resuelven de este modo: la vía científica. Me explico: madres sobreprotectoras que evitan de cualquier modo la desaparición de su hijo, por ejemplo.

Este país debe ser el limbo para el negocio químico-farmacéutico. De la mano esta un increíble conocimiento de un sin fin de enfermedades o padecimientos: cada chileno es un vademécum. No es algo de que enorgullecerse, pero todos parecen tan enfermos que no tienen tiempo de preguntarse porqué tantos recurren tres o cuatro veces dentro de la semana a una farmacia. Es como nuestro triste record en depresión…

Lo increíble es que sepamos más de aquello que de deberes ciudadanos. Todos enfermos; todos con un remedio bajo la manga. Como esa gente cuyo tema de conversación es el tipo de antidepresivo que toma, las pastillas para dormir y la eterna competencia de quien está más mal, medida en la cantidad de pastillas a tomar.

Yo me deprimo, tú te deprimes, nosotros nos deprimimos. Me deprimo con tanta depresión. Me deprime pensar en lo caro que son mis remedios. Es deprimente cargar con una receta médica todo el tiempo. Me deprime pensar que puedo ser feliz sin drogas. Se que puedo terminar con todo esto, pero me deprime el pensarlo. Que depresión la gente que se deprime. Mi depresión es endógena, ¿y la tuya?.

Tanta pureza, tanta limpieza para qué. ¿Para terminar muertos de manera aséptica? Que depresión.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece que el HIGIENISMO está de moda.

damiatron dijo...

Me recuerda la extraña obsesión de lavarme las manos a cada rato, mis manos están sucias, el teclado está sucio, el mouse esta sucio, el mundo esta sucio...

... dijo...

Ayer fui a cenar a lo de mi hermana y mientras lavaba las verduras veo que les pone unas gotitas para desinfectarla... lavandina para vegetales o algo así.
Al mundo le falta un tornillo y a los niños Ventolín a dos manos.
Saludos.

mi otro yo dijo...

Mi depresione s momentanea o instantanea a veces.
Y también tenía esa manía de lavarme las manos muchas veces, todavía la tengo sin darme cuenta ni admitirlo.
Saludos!