martes, enero 31, 2006

rutina



Hoy despierto con la Orquesta Huambaly…muy raro. Al rato suena The Book Lovers de Broadcast...es mi amigo, a quien le dejé mi departamento y no le expliqué el asunto del calefactor térmico. Es la extraña costumbre de bañarse con agua tibia-caliente aún en verano lo que me recordó aquellos extraños años de duchas frías a las 6am…la disciplina instalándose.

Costó, pero finalmente me duché. Antes, pasaron tres a cuatro llamadas, una de un agente desesperado por vender un plan de llamadas internacionales. Se toman en serio eso de “a quien madruga…”.

En la calle, prácticamente lo mismo de siempre, prácticamente los mismos ruidos de siempre y hasta los mismos vehículos, algo muy cercano a The Truman Show…por cierto, me pregunto quién será Truman, y de vuelta al flashback de viejas discusiones con cerveza o vino o ron o vodka o producidos martinis o amarula o whisky o bares y más bares…nos divertíamos destruyendo egos y singularidades, especialmente las nuestras.

En el misterioso transporte público santiagueño me muevo y hoy no hay radio ni mp3. Aun no recupero mis audífonos por lo que no queda otra que mirar…mirar en serio y no aparentar que miras, hasta que llego a mi “puesto” de trabajo y me pongo a pensar que escribo hoy y no pienso en nada. Lo que anoche escribí en el notebook allá quedo, así que decido [d]escribir una porción de lo que fue la mañana. Por supuesto se omiten hechos no menos importantes, pero que por algún motivo fueron censurados o guardados para…algo.

La foto es consecuencia del fin de semana...así de borroso. Es el resumen de todo, aun cuando faltan las siete latas de cerveza que me tomé el domingo…absolutamente en solitario. No es un hábito.