Y aunque sonaba a advertencia, no te importo…o no lo entendiste.
Porque siempre la culpa es del otro. Es costumbre nacional.
Y resulta que te enojas y no me respondes, entonces llegó a creer que realmente tengo la culpa.
Pero te lo advertí.
Recuerdo la fecha, hora y los calcetines que usabas.
Las palabras exactas, no. Tú sabes, mi vocación de archivero decae con los años.
Cierto, olvidé muchas veces decirte que te amaba, pero nunca olvidé decirte que aquella palabra no la pronuncio…con suerte la escribo.
¿Recuerdas cuando dormíamos horas? Ya lo olvidé.
Tampoco puedo recordar nuestra música favorita, porque nunca la tuvimos.
Quizás tú música y mi música.
Pero de que te lo advertí, te lo advertí.
Al menos eso es lo que creo recordar.
3 comentarios:
Pronúnciala, aunque cueste, que después cuesta olvidar que nunca lo hiciste...
esto me da pena!
Que extraño... a mi me causó una sonrisa... En fin, estados de ánimo...
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